FINDING... 10 seres mitológicos que descubrirás en Galicia
- findingalicia
- 22 sept 2015
- 2 Min. de lectura

“Mouchos, coruxas, sapos e bruxas, demos, trasnos e diaños”. Así comienza el conjuro de la queimada, una bebida alcohólica a base de aguardiente que menta a todo el aquelarre, y que demuestra que es Galicia una tierra encantada y con una relación ancestral con lo sobrenatural. Ya conoceréis nuestro dicho de que las meigas, habelas, hailas.
Son ellas las más recurrentes en la mitología gallega. La meiga es una especie de curandera con dones para la adivinación pero que también pueden lanzar hechizos y males de ojo. Se diferencia de la bruxa es que el carácter de ésta es puramente maléfico.
En el mundo mágico recreado por nuestros ancestros también tienen un lugar destacado los trasnos. Son traviesos duendes nocturnos que se dedican a desordenar y esconder las cosas en las casas en las que habitan. La tradición nos enseña que, para deshacernos de ellos, debemos encargarles una tarea imposible de realizar, ante la cual acabarán claudicando; o regalarles una prenda de ropa, detalle que sentirán como un desprecio.
Otro ser relevante son los mouros, un pueblo mágico que vive bajo tierra y al que se le atribuye la construcción de castros, petroglifos, cuevas y castillos. De ellos se sabe que acumulan gran cantidad de tesoros y riquezas. No deben confundirse con las mouras, las hadas gallegas, a menudo representadas con forma de serpiente.
Ten cuidado si por estas tierras te topas con el
malvado diaño, también conocido como o demo, pues ambos representan figuras demoníacas; o el lobishome, el hombre lobo, una persona que, a causa de una maldición, se convierte en una fiera salvaje.
Las lavandeiras podrás verlas tras recorrer siete o nueve fuentes en la noche de San Juan, pues salen a medianoche a lavar sus trapos manchados de sangre por su propia muerte durante el parto o por la de sus hijos. Si te embaucan para ayudarles a torcer el paño, nunca lo hagas en el mismo sentido que ellas o sufrirás consecuencias fatales.
Al nubeiro se le atribuye el control mágico de la lluvia, pues puede descargar tormentas de rayos y truenos y disfruta arruinando las cosechas. Sale de las herrerías y vive en los aires, caminando por las nubes; pero puede ahuyentarse haciendo tañer repetidamente las campanas.
Como broche final, un personaje bonachón: el Apalpador, el equivalente a Papá Noël en la parte más oriental de la comunidad. Es un gigante de barba rubia que la noche del 24 de diciembre baja de la montaña en la que habita para colarse en las casas a tocar el vientre a los niños que duermen y, así, comprobar si están bien alimentados. La prueba de su paso queda en la mesilla de noche, sobre la que deja un puñado de castañas.
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